Autorretrato: Inauguración Museo Leopoldo Flores

Viaje Silente. Curador César Castro León

Toda creación preside de un momento de autogobierno interno y generativo en un ambiente inmerso y silencioso... .... será posible callar la voz que se piensa y que se siente dentro de uno mismo, aunque sea por un instante?

Hace tiempo que Guadalupe Urrutia viene elucubrando distintos enfoques con la intención de situarse en el terreno del diálogo constructivo en pos de la expresión de su ser. Carente de inocuidad y vasta de significado, su propuesta es el resultado de un diálogo entrañable que pretende irradiar los rincones más oscuros de aquéllas vivencias tomadas como momentos circunstanciales; unas veces banales y que a menudo nos llenan de un vacío indiferente y enmudecido, pero que otras veces, promueven el mínimo pretexto para hacerse la pregunta:

¿Qué pasa si...... ?

En su escultura, hallamos la derivación de una interminable espiral de emociones que yacen en lo más recóndito de su organismo e intelecto. El conocimiento de la composición se descubre cuando nos embarcamos en un viaje de inmersión, que inicia desde la superficie material para después llegar al lugar donde se gesta el devenir de la expresión.

En lo más hondo de su creación, se encuentran unidos el saber con el querer y la mezcla de estos polos esencialmente distantes, dan como resultado el comienzo del éxodo que nos permite emerger, para finalmente, atracar en el horizonte corporal, trazado y esculpido magistralmente por la artista.

En la actividad creadora los límites conceptuales son flexionados hasta... romperse, dando pie a nuevas nociones; y en este afán de develar el ingenio silente (necesidad y sustento de la relfexión), Guadalupe Urrutia no circunscribe su labor objetiva al contorno visible de la forma, más aún, logra desplegar a manera de imágenes, la reproducción del objeto, con la finalidad de proyectar los contenidos originados por sus meditaciones internas.

El silencio se hace presente cuando no existe ninguna especie de referente sonoro, cuando la energía se marcha y no regresa a su progenitor, cuando no hay al menos una voz que proyecte y roma con toda su fuerza signigicativa y, paradójicamente, no hay mejor genio que nos transporte a ese lugar donde, bien escuchado, los pensamientos tienen voz y los oímos, los sentimientos gritan y los silenciamos... a veces.

En un acto de tendencia lúdica, Guadalupe y su obra se miran fijamente, se señalan, se contemplan y se platican, ¿qué? No importa, allá ellas... Pero eso sí, nos brindan la oportunidad para romper con un silencio inerte y vacío que da cabida a uno más franco, sin título, abierto y discursivo.

Un silencio que nos murmura al oído: ¡grita!

Filosofía del Proyecto

Estoy convencida de que el trabajo/proceso creativo tiene que ver con el adentro. Tal vez factores externos sirvan de detonantes, pero la inquietud interna es añeja. 

"Entre usos y abuS.O.S." fue la primera etapa de este proyecto, que estuvo concentrado en la elaboración de las esculturas alrededor del tema de los abusos y de allí la reflexión:

el abuso no es el que recibo sino el que permito. 

Ahora bien, la suma de éste trabajo con la 2a. etapa dió el título de "Autorretrato de mi silencio", el cual no presenta una exposición de escultura y fotografía, sino un dialogo ínterior entre lo creado y el creador, y en este sentido la fotografía es sólo una herramienta, un recurso que permite tal coincidencia.

Las imágenes que se observan en las fotografías no son en el sentido del protagonismo, sino que me parece que al usarme de referente, es el lenguaje más auténtico y honesto al que puedo recurrir. 

La pregunta que queda ahora al descubierto es ¿qué pasa?. Qué pasa si es ahora mi dedo el que calla, o el que señala, o es mi lengua la que queda expuesta. Que pasa si aún comiendo y bebiendo sigo sintiendo ese vacío que.."no es de hambre ni es de sed, es que miro y no me encuentro" Qué pasa cuando siento que me han robado algo, pero desde adentro y que al analizarlo va en el sentido del la niña interior que hace tiempo dejé de verla y la olvidé. Qué pasa si soy yo la que toma ahora esas flores del mal y dejo que su mal penetre, se registre y duela. Puedo alegar que no me pertenecen, pero la realidad es que pertenecen al universo que pertenezco. Y siga teniendo el pie encadenado, la mano lacerada, el oído tapado y el ojo obstruido; como diciendo que a veces no es suficiente lo que me ata o me lastima si decido no escuchar ni ver lo evidente. Y qué pasa si en una actitud de impotencia y derrota me cuestiono acerca de cual es realmente mi necesidad.

Qué cosa es superior a mis valores que me hace pasar por encima de ellos y doblegarme? ... el interés, la conveniencia, el que dirán o salirme de mi zona segura de confort. 

Pero lo más interesante será ver las reacciones de las personas al encontrarme en esas imágenes, ya que el referente se convierte ahora en una especie de espejo. 

Sólo se puede reconocer afuera lo que se tiene adentro.

Guadalupe Urrutia

Autorretrato. Gurrutia

El silencio grita, el silencio miente, el silencio mata… Hay sorderas hereditarias que obstaculizan los derechos del corazón y que impiden rescatar aquello a lo que no se le dió oportunidad en el pasado, y porque creo, que seguro en algún lugar se encuentra una salida para el mortificante silencio actual…

El silencio habla otro lenguaje y aún cuando se define como la abstención de hablar, la falta u omisión de algo escrito… definitivamente el silencio - ocupa un lugar.

En cualquier proceso de comunicación... palabra y silencio son inherentes ya que el espacio limítrofe que tiene el silencio con el de la comunicación verbal y no verbal confiere en sí un discurso, ambos, no son conceptos opuestos sino necesariamente recíprocos.

Aunque casi todos nuestros discursos pudieran estar incluidos dentro de la intención de informar, ampliando así la dimensión cognitiva del saber del otro; dentro de este contexto - qué calidad informativa le concedemos al silencio?. Podría decirse que el silencio es un fenómeno nacido de nuestra impotencia o imposibilidad de hablar. Nuestra comunicación se basa en el lenguaje, y en estos tiempos, llenos de información y de ruido - el silencio resulta ser un lujo y a veces hasta un lugar intimidante, porque sólo en el silencio otros sonidos emergen y porque sólo en el silencio.. nos escuchamos.

Un silencio en la comunicación puede crear expectativas por ser un poderoso espacio entre una palabra y otra, entre un pensamiento y el otro. Pero un silencio interpretativo es un silencio cognitivo… que interrumpe y es la necesaria discrepancia consigo mismo, haciendo en muchos casos de lo SIN DECIR el elemento esencial del discurso y de ahí encontramos que el verdadero mensaje no está en lo que se dice sino en lo que no se dice.

Sin embargo no hay que confundir silencio con mutismo. El mudo quiere hablar pero no puede; el que calla puede hablar pero no quiere, y es, precisamente, ese carácter de elección voluntaria lo que carga de significación el silencio.

Los medios, también han expulsado al silencio, tanto de las pantallas como de la comunicación misma. Los textos e imágenes mediáticas no paran nunca y nos llevan a un cul-de-sac que obliga a estar más pendientes del mundo exterior y a desatender el propio. Sentimos que estamos en medio de una crisis pero para que sepamos qué es lo que nos está pasando, necesitamos silencio.

Es por eso que me parece importante resaltar que el arte si no es más experto que cualquier ciencia, sí es más sensible. Conoce al silencio desde otra conciencia y por medio de un proceso de abstracción (que es un acto de silencio en sí) se toma la libertad de tocarlo, ponerlo en el afuera y exponerlo.

Los espacios vacíos y las oquedades por ejemplo, son las representaciones escultóricas más claras del silencio. Dentro de la pintura la propuesta más cercana es el Manifiesto Suprematista con la obra “Blanco sobre Blanco” de Kasimir Malevich

Pero qué pasaría ahora entonces -me pregunto yo- si un “Pensador” (que el título original dado por Rodin era “Dante pensando”) vivo y contemporáneo reflejara su propia imagen sentado frente a un televisor apagado? Sería una perfecta instalación? o la perfecta imagen antropológica del hombre de este siglo que no sabe cómo convivir con el silencio.

Yo considero que el silencio se asemeja a la muerte, es un olvido.. Y sin siquiera notarlo, a lo largo de nuestra vida nos abonamos con la misma tierra. No hablamos de lo que no podemos, de lo no resuelto guardamos silencio y acallamos nuestras voces interiores. Nos olvidamos de lo que queremos y en lo que creemos, de lo que somos y a donde vamos. Ponemos otras prioridades como prioritarias y descuidamos la memoria y morimos.. en silencio

Y ahondando más, lo poderoso del tema del silencio no es nada más como lo manejamos con los otros sino como lo manejamos con nosotros, o más bien.. cómo NO lo manejamos.

La norma de no hablar prohíbe la plena expresión de cualquier sentimiento, necesidad o deseo y en las familias basadas en la culpa y la vergüenza, sus miembros desean ocultar sus verdaderos sentimientos y por consiguiente, nadie habla de su soledad ni de su malestar interior.

¿Cómo ponemos agua nueva en un vaso lleno de herencias?

Puedo hablar ahora.. a partir de la nueva conciencia que tengo del silencio.

Parto de la creencia de que somos lo que escogemos, somos lo que pensamos. Escogemos.. por increíble que parezca a nuestra pareja, nuestras amistades, nuestro trabajo, nuestro entorno, nuestros hijos, nuestra vida.

Escogemos vivir en las pérdidas o en las ganancias, el silencio o la denuncia, discriminarnos o incluirnos.

Pero también me parece que podemos darle al silencio hoy, una función y calidad reparadora, eminente e integradora. Hacer que la palabra alimente un discurso inteligente, objetivo y sensible y vivir una dimensión del silencio y desde allí hablar, porque el silencio también tiene una carga de complicidad. Las viejas estructuras (a las que tenemos que agradecerles porque de alguna manera nos trajeron hasta aquí), ya no nos sirven más. Sin embargo no tiene tanto que ver con construir una nueva relación con los demás y sobre todo con uno mismo, sino que tiene que ver más bien con iniciar un proceso de desaprendizaje, de dejar ir.

En la elocuencia del silencio, el lenguaje es sólo una herramienta pobremente usada… un mal viaje por el mundo de los sordos. El arte de hablar sin hablar se pule con el tiempo, de manera que el verdadero YO progresivamente substituye la personalidad artificial y deja ver la luz interior con la claridad de la sabiduría del silencio.

El silencio… es sólo un compromiso íntimo, un compromiso de conciencia, mueve a callar por respeto, por prudencia.. pero no por miedo.

Gurrutia